Erase una vez, hace ya 300 años, un señor que le encantaba la
lengua y la palabra, tanto era así que fundó La Real Academia Española. Juan
Manuel Fernández Pacheco, que así es como se llamaba el autor de esta hazaña,
se reunió el 3 de agosto de este año en el palacio de marqués de Villena con un
grupo de contertulios y decidieron levantar acta de la creación de una Academia
dedicada a la tarea concreta de elaborar un diccionario de la lengua
castellana.
El trabajo de estos académicos no pararía
en todo el siglo gracias al ambiente de renovación cultural y reformismo pero
no todo sería tan bonito...
El siglo XIX deja consigo unos años
bastantes movidos y la peor etapa para la institución debido al largo periodo
de guerra, revolución, represión, y división de la comunidad académica. Pese a
esto, existió otra parte que fortaleció nuestra lengua. Gracias a la decisión y
la inteligencia de algunos próceres americanos en las repúblicas independientes
y al buen hacer de ambos se mantuvo una lengua común de casi 500 millones de
hablantes. Así la RAE se iba asentando, con dificultades y problemas, pero
asentando.
A finales del siglo XIX se inauguraba el
edificio actual de la Real Academia Española con el que comenzaba una nueva
etapa en la historia de la institución. Por primera vez se adecuaba a nuevas
concepciones lingüísticas basadas en los avances científicos y filológicos. En
el siglo XX adquirirán la consolidación de métodos y de teorías cada vez más
sofisticadas hasta desembocar en la explosión tecnológica.
El siglo XX ha sido un
siglo de guerras, posguerras, transiciones...Todo ello con consecuencias en la
RAE incluso en la lengua. La generación del 98 o la del 27, que tanto adoro, se
dispersaron. Unos tuvieron que huir por su ideología, otros quedaron en el país
con censura en sus palabras y algunos como Lorca, fueron asesinados. Pero se
debe resaltar que en 1984 se creó la Asociación de Amigos de la Real Academia
que años más tarde se moderniza y acaba siendo la Fundación pro Real Academia
Española.
Estos 300 años desembocan en una nueva era
de tecnología y de avances. La Academia se ha tenido que modernizar y ha
evolucionado en los métodos e instrumentos que utiliza. Se ha adecuado a las
nuevas circunstancias históricas y preservando al tiempo una tradición histórica,
valiosa y única.
En la Biblioteca Nacional podremos
disfrutar de esta historia con la exposición “La lengua y la palabra” Las
paredes se tiñen de palabras y definiciones en relación a la historia que
transcurre entre sus salas.
Nos la cuentan imágenes, libros especiales
donde se relata la creación de la RAE, todos, con una letra perfecta que, hoy,
ni el ordenador la podría llevar a cabo.
Las obras de pintores que ayudaron a retratar la vida del momento
como Francisco Goya o Antonio María Esquvel con uno de los cuadros que más
impacta en la exposición; " Lectura de Zorrilla en el estudio del pintor".
Sorolla también dejará huella con el conocido retrato de Benito Pérez Galdós o
de Santiago Ramón y Cajal... y la generación del 98 se verá retratada por más
de un artista, estas obras ayudarán a entender más la evolución de nuestra
lengua…
Además, se puede disfrutar de mobiliario antiguo, percheros con
nombres y rangos, o La Cómoda donde se guardaban palabras y definiciones de la
RAE.
Hay una serie de tesoros, como bien define
la exposición, que ponen los pelos de punta, obras de Federico García Lorca,
que me llamo especialmente la atención su dedicatoria y firma, de Rafael
Alberti, o de Arcipreste de Hita.
La firma del rey también la podemos contemplar en un cheque que
dona a la Fundación, un punto curioso en esta exposición.Una exposición que no nos deberíamos perder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario