jueves, 7 de noviembre de 2013

VELÁZQUEZ Y LA FAMILIA DE FELIPE IV

¡Qué maravilla de exposición en el Museo del Prado! No podía empezar este post de otra manera.  Diego Velázquez demuestra su actividad como retratista los últimos diez años de su vida gracias a las obras que pintó de la familia de Felipe IV el cuál reclamó su trabajo en 1649, aunque Velázquez no llegaría a España hasta 1651 tras haber triunfado en la corte papal con los retratos de personajes como el Papa Inocencio, una pintura que impacta por la mirada tan intensa del retratado.



En esta misma sala se encuentras dos cuadros muy similares de Felipe IV. Tan solo dos años de diferencia entre uno y otro. El primero, de 1654, está caracterizado por una sinfonía de grises, a diferencia del de 1656, de más calidad y con una edad más avanzada. En esta última Felipe IV muestra el toisón que marca la principal diferencia de las dos obras.

La siguiente sala tiene como protagonistas a “Las dos primas”; Mariana de Austria y María Teresa. Que además de madrastra e hijastra eran primas y de edad muy parecida. Es entonces cuando el pintor inicia una etapa en la que deja de lado los modelos masculinos para dedicarse a los femeninos. Se producen también una serie de cambios en la pintura de Velázquez que amplía su gama cromática.

Las siguientes obras no son solo de Velazquez, algunas, llevan el pincel de Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño de Miranda, sucesores del artista sevillano que tras su muerte renovaron las fórmulas y las adaptaron a las nuevas situaciones políticas. Las Meninas, uno de las obras más conocidas de Velázquez, fue el punto de partida de ambos.  Las vestimentas de las mujeres o los papeles que sujetaban por ejemplo Carlos II o Mariana de Austria reflejan la estabilidad política y los cambios de la época.

Cuadros que llaman la atención por la busqueda de la luz, de los detalles y de la mirada de los protagonistas.

Velázquez sin duda; un artista, un genio, un maestro.

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